martes, 21 de julio de 2020

Leyenda: LOS OJOS VERDES


¡Disfruta de la perturbadora leyenda del genial Gustavo Adolfo Bécquer!

Los ojos verdes es una de las leyendas más logradas del gran escritor y poeta sevillano Bécquer. Te invitamos a disfrutar de su lectura dramatizada, a cargo de Eduardo Bazán, actor egresado del XXVIII Taller de Formación Actoral de Roberto Ángeles, fundador de la Compañía de Arte Dramático, bachiller en Ingeniería Automotriz, gestor de proyectos, fotógrafo y diseñador gráfico. Complementó sus estudios de actuación con Pietro Sibille, Laura Silva e Impro con Roberto Vigo. Participó en exitosas temporadas teatrales y programas de televisión. En el 2018 y 2019 recibió el premio de Oficio Crítico al mejor actor en Comedia/Musical.

Para acceder al enlace de video, realiza un depósito de 5 soles en la cuenta de ahorros BCP en soles: número 193-98041441-0-57 (después de realizar el depósito enviar foto del voucher a velardesergio2@gmail.com indicando el nombre del cuento) o al yape 979731600 (indicando el nombre del cuento y su correo gmail).


Información y trama

La leyenda Los ojos verdes del autor sevillano Gustavo Adolfo Bécquer fue publicada el 15 de diciembre de 1861. Es una narración del género fantástico que trata sobre un demonio femenino que mora en las aguas de un manantial a las faldas del Moncayo: la fuente de los Álamos.

Bécquer encontró su inspiración en los múltiples cauces del portentoso monte del Moncayo en la provincia de Soria. Hay quienes afirman que el escritor sevillano se refería a la Fuentona de Muriel. Como en otras leyendas de Bécquer, Los ojos verdes, tiene una estructura lineal que se compone de un antecedente o introducción, un nudo en el que se plantea una prohibición o problema, y finalmente un desenlace en el que ocurre el castigo por no acatar los avisos dados.

Durante una batida de caza, Fernando de Argensola, hiere a un ciervo que luego sale huyendo hacia los matorrales en dirección a la fuente de los Álamos. Fernando exige que le sigan el rastro al animal, pero su montero, Íñigo, se niega alegando que en dicha fuente habita un espíritu del mal. 

El joven, desoye las advertencias y decide ir tras el ciervo hasta la fuente. Finalmente allí, en el agua cristalina del manantial, vislumbra a una hermosa dama de la que queda perdidamente enamorado. Hechizado por sus ojos verdes cae a la fuente donde es apresado.



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